Velocidad o posición
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Werner Heisenberg fue un físico alemán que ganó el premio Nobel en 1932 por su teoría sobre el "principio de la incertidumbre", que determina que es imposible saber simultáneamente la velocidad y la posición de una partícula: si sé la velocidad, no sé la posición; si sé la posición no sé la velocidad.
Mientras mi padre me explicaba esto por whatsapp, yo pensaba que algo similar le sucede, por ejemplo, a los músicos: cuánto más horas le dedicas a la composición, más descuidas la performance de tu instrumento; cuánto más inviertes en conocer aspectos técnicos de un software, menos te enfocas en desarrollar el arte que hará que ese software tenga sentido.
Esta dualidad la vemos en muchos órdenes de la vida. Conocer el mundo o conocer tu ciudad. Guiarse por el cerebro o guiarse por el corazón. Responder o no responder. Toda elección implica una renuncia. Y toda renuncia es una declaración de principios, una apuesta moral, intelectual, y afectiva. El vértigo de esa renuncia nos define como seres humanos. El desafío es aceptar el principio de incertidumbre, y no pretender abarcarlo todo de forma simultánea: si sé la velocidad, no sé la posición; si sé la posición no sé la velocidad.