El presente de Hugo
Acabo de aterrizar en Montevideo. El 2017 fue el año más musical desde que tengo memoria. Saqué mi primer disco, produjimos dos series musicales para Univisión, hicimos un documental sobre la nueva música cubana que se estrena el próximo año en la televisión de México y Estados Unidos, y empecé a trabajar como productor musical con artistas emergentes. Conocí una cantidad increíble de músicos y creadores de distintas ramas que hicieron posibles todos estos proyectos, y de los cuales aprendí y quiero seguir aprendiendo.
Hablando de aprender, ayer fui a la casa de Hugo Fattoruso, con quien grabaremos la próxima semana en el estudio Las manzanas, de Ruben Rada. Hugo es un referente absoluto, y con la admiración que le tengo, es difícil hablar con objetividad. Lo conocí personalmente hace cinco años, cuando le hice un reportaje para el diario El Observador. En aquella oportunidad, toqué el timbre y quien me abrió la puerta fue su hermano Osvaldo, días antes de que falleciera. Hablamos casi una hora, y desde ese momento descubrí algo que quizá puede explicar la vitalidad de Hugo: su capacidad de estar en el presente. Hugo ha grabado con algunos de los músicos más importantes del planeta, como Milton Nascimento, Chico Buarque, Ruben Rada, y ha escrito música que define la identidad de un punto específico del planeta. Pero su voracidad artística es tan grande, que no tiene tiempo para mirar hacia atrás y descansarse en sus logros. Él está ocupado en lo que pasa hoy.
Ayer, luego de ponernos al día, me contó que se había comprado su primer auto a los 72 años, porque su madre, de noventa y tanto, le prohibió que siguiera andando en moto. Hoy con 74 años, conserva la energía de alguien de treinta, y su ambición es tocar y escribir cada día un poco mejor.